Esta pasada semana estuve -de refilón- en el museo Thyssen (Tita's museum) viendo en su último día la exposición sobre Modigliani, autor maldito donde los haya: putero, drogadicto, borracho, mujeriego y que murió a los 35 años después de una vida atormentada... una joya, vamos.
Pero lo que me llamó la atención es cómo una persona puede evolucionar tan independientemente dentro del arte. Normalmente un pintor busca sus raices en las tendencias que dominan en el tiempo que le toca vivir. Pues no, el tipo le echó narices y se basó en la escultura primitiva africana para, a partir de ahí, formar un tipo de impresionismo (corriente que crecía en ese momento) paralelo pero a la vez único.
Sus cuadros son sobre todo de mujeres, bien sentadas o en desnudo, cruzando todo el cuadro, y alargándose demasiado, tomando la apariencia de un cómic, con ojos vacíos y almendrados, pero con una "insoportable" sensación de melancolía que pocas veces había visto en unas obras tan aparentemente simples...
Al final va a ser verdad que para pasar a la historia como genio, uno va a tener que vivir intensamente, morir joven y dejar un bonito cadáver.
Y sigo mirando ese cuadro y sigo sintiendo un escalofrío de melancolía. Sensible que es uno (lo negaré todo en futuros posts...)
Y sigo mirando ese cuadro y sigo sintiendo un escalofrío de melancolía. Sensible que es uno (lo negaré todo en futuros posts...)