Estoy viviendo unos días de vacaciones más o menos forzadas en principio, y me he dado cuenta de algo importante: No quiero volver a trabajar. Es algo diferente a cuando acabas las vacaciones de verano y sientes el "sindrome post-vacacional", que te da una pereza espantosa tener que madrugar al día siguiente, pero piensas que ya va siendo hora de que veas a tus compañeros y te pongas al día... pero esta vez me ocurre algo diferente. No quiero y punto. No quiero volver a hacer lo que hago todos los días, no quiero ver a determinada gente que tengo que ver por narices todos los días y, si lo hago, no quiero forzar la educación y tener un comportamiento malditamente previsible.
Lo que quiero es levantarme, desayunar y pasear por ahí, ver gente y cómo se comporta, y mantenerme en un segundo plano, coger la bicicleta y esquivar viejas cargadas de bolsas que se cruzan por el carril bici, y forzar más y más kilómetros cruzándome con otras personas a las que le doy tanto igual como ellos a mí. Quiero llegar a casa y cambiar cosas de sitio para que todo siga igual y me vuelva loco encontrándolas, y luego llamar a gente de verdad y quedar para hablar de cosas intrascendentes y escuchar historias, y contar historias más intrascendentes aun.... y luego estar hasta tarde navegando por internet, y leer vivencias y contar las propias, e irme a la cama dando gracias por tener un día normal que no pasará a la historia.... y viajar sin estar obligado a ello, porque sí, sin apenas haber hecho planes, sin haber descontado días para que llegue el momento, ni haber tachado números en un calendario, sin distinguir entre domingo y martes.... ni avión o barco.
Será porque aun estoy de vacaciones, y me quedan unos días por delante, será por eso que veo que el 12 se hace 11, y el 11 se hace 10, y que por mucho que quiera que el 10 se haga 11, tal vez sea bueno que se siga restando, porque las conversaciones y vivencias, más que intrascendentes, se volverían en un futuro inexistentes. Así que es mejor que aproveche estos pocos días, cuente mis historias, y me prepare para vivir otras y así contarlas el próximo año.
Trabajemos entonces y superemos el ñoñísimo momento del síndrome pre-post-vacacional. Manda huevos.
06 octubre 2008
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7 comentarios:
Leer esto lunes por la mañana... madre mía que depresión.
Yo te animo a que no vuelvas nunca mas a tu trabajo... y por suerte yo pronto haré lo mismo!!!! Nos pasamos el resto de nuestra vida explicando y escuchando historias?
Meriklimt, el problema es el que explico en el post, que al dejar de trabajar ya no nos pasarían cosas con las que cabrearnos y luego contarnos en un bar, así que por ahora habrá que seguir trabajando. ¿No ves a los jubilados? se quedan dormidos por todas partes porque ya han agotado el cupo de historias de los últimos 50 años de trabajo.
mmmm.........mmmmmmm..... aguafiestas!!
Yo ahora mismo estoy en ese plan. Por querer cambiar de vida, paro indefinido.
Tío, no te amargues, que bastante jodido es el post- vacacional como para, encima, crearnos el pre-post-vacacional... jajaj
Yo tengo unas ideas al respecto que mejor me las guardo para mí porque todo el mundo me mira raro...pero vamos que la principal es que no hay mayor lotería en este mundo que la gente que vive de hacer lo que le gusta. El resto me parece una esclavitud.
Siempre te quedarán las historias de la mili.....no??? o eso ya no se lleva???? Pilar
Anónimo: Pues vale.
lunártica: No me amargo, conforme planteo el problema encuentro la solución, no es tan grave (por ahora)
Pulgacroft: No te guardes ideas porque tampoco merece la pena, este, por ahora, es un país libre.
Pilar: como me ponga yo a contar historias de la mili... pueden pasar varios días hasta que acabe, así que no me retes....
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