Malditos matasanos...

holaaaaaa! estoy aquí para putearteeee

Soy un puto hamster, una cobaya, un bicho repelente que utilizan para experimentos, y estoy harto.
Odio, odio de verdad ir al médico. Es una sensación entre pánico y frustración que evito en la medida de lo posible. Ya puedo estar cojeando un mes con un esquince de caballo (que lo he estado), con una costilla machacada (que también he estado) o con un dolor de muelas como el que mató a Tutankhamón, que no voy al médico y menos aun sigo sus indicaciones de tomar pastillas o remedios químicos. Me supera.
Pues sí, fuí al médico porque me encontraba mal de lo mío; osea, taquicardias, tensión y cosas de esas que te matan de repente y, claro está, me tocó un especialista de lo más especial. No sé si el condenado quiere chupar de mi seguro privado, o es masoquista, o incluso quiere curarme, pero llevo hechas más pruebas que ni en un episodio doble del Dr. House.
El tío repelente ha hecho que me pinchen, que orine en un bote, que corra en una cinta como un hamster, ¡que me depile! gfrwxl!!! ¡(para ponerme electrodos con los que parecía un incubado de esos de Matrix), que me pinchen otra vez, que me hagan ecografías de mis vísceras y tropocientasmil putadas por el estilo, y cada vez que voy empieza a firmar papelotes solicitando más mientras no para de decir que estoy genial...
Encima, el puñetero me ha mandado algo que me hace tener menos pulsaciones que un koala, y creo que conforme pasa el día me voy ralentizando y al final me pararé como un reloj de pared, me ha dejado fino....
Sí, que tampoco es para tanto, que hacerse pruebas es bueno y que blablablabla pero os aseguro que un día de estos dimito de mi condición de miembro de la sociedad. He dicho.