23 diciembre 2006

Más pobres que ayer



Ya nos jodió la Navidad. A la próxima persona que vea con una pandereta le arranco los intestinos y me hago un ukelele. Siempre me pasa lo mismo con el sorteo de la Navidad, me digo que no voy a comprar, que la posibilidad de que me toque es prácticamente inexistente, y luego escucho el sorteo con tres o cuatro décimos de lotería y un puñado de participaciones, incluída una para el sorteo de un jamón que será el 23 de enero, pero da igual, es una papeleta y entra en el bombo. Los niños repelentes de San Ildefonso van cantando números (¿por qué les llamarán "los niños de la suerte" si son odiados por más de cuarenta millones de personas "no agraciadas"? incluido yo, que les maldeciría con una afonía perpetua) y es que ni la pedrea; el capullo ese de Sort dijo que el gordo iba a acabar en 11 y acaba en 7, y lo que más me jode es que él irá a la luna y yo seguiré yendo en metro. Hoy soy más pobre que ayer, he perdido dinero en papeletas y tampoco he ganado salud, arrastro una tos que parece la llamada al sexo de un ñu en celo; a ver si hay suerte y aparece una ñu (¿un ñu y una ñu? los señores de ñu, ¿quién le pondría ese nombre al bicho? manda huevos, sería un tipo con sinusitis). También tuve la cena de empresa, claro que como mi empresa es tan especial, las cenas son también peculiares: Todos ponemos voz de lider de secta apocalíptica y decimos paridas (algún día hablaré de esto). Ahora, la siguiente etapa se llama "Nochebuena". No pienso felicitar la Navidad, sobre todo si consiste en rememorar el nacimiento de un tipo que parece ser que nació en marzo y cuyo padre fue un palomo. Felicitaré otras cosas, tales como el equinoccio de invierno, la Mitra o el Quinto Sol azteca, que son más rimbombantes y supongo que bastante más reales. Por cierto, se han cargado al calvo de la lotería, y la causa es por "tener más éxito que lo que anuncia", eso sí que es morir de éxito. En fin, yo sólo quiero una armadura de 115 para sobrevivir estos días jugando al Titan Quest.

Feliz Quinto Sol azteca, y que los sacrificios os sean propicios.

17 diciembre 2006

Eragon: El dolor hecho película.


Voy a abrir un nuevo frente: la crítica cinematográfica. Y es que me veo en la obligación de "desrrecomendar" una película por la que he pagado yendo al cine (qué ganas de reactivar el emule me han dado...).
Antes de nada, reconozco que tengo un potente ramalazo friki, y que me gustan las películas de "cosas y bichos que explotan-arden-queman-evaporan-transfiguran-disparan-teletransportan y flotan" uséase, ciencia ficción y/o fantasía. Leo libros relacionados con el tema y creo entender algo de ello. Leí Eragon en su tiempo, más por la curiosidad de ver a un chaval enfretarse a Tolkien que por la historia en sí. Esta trama me pareció más o menos correcta, un poco lenta pero en conjunto agradable.
La película.....es otra cosa. Me dieron ganas de arrancarme los ojos y pisarlos. ¿Como se puede destrozar así un libro? Me sacan a un dragón con plumas (sflmxvjs!!!) y que habla como una cajera del mercadona. Jeremy Irons parece se tira toda la película deseando que lo maten y salir como sea del embrollo en que se va convirtiendo la cosa. John Malkovich (sí, ¡John Malkovich!) Se queda directamente sentado esperando a ver que pasa, pasando de todo, y Robert Carlyle es un malo que pone cara de lástima todo el rato, en plan "no me pegues, porfa". El chaval protagonista va poniendo posturas del tipo "mira mamá, salgo en una peli de gran presupuesto y con actores reconocidos". La mejor escena de toda la película es una que ni aparece en todo el libro, a la elfa se les olvidó ponerle las orejas y los enanos son más altos que los demás, aparte de ir vestidos como bailarinas de strip-tease de los Emiratos Árabes. En fín, es entretenido buscar las 2734 veces en que se copia visualmente al "Señor de los anillos" y lo mejor de todo es que seguro que veo la segunda parte. No tengo remedio.

15 diciembre 2006

Viviendo en casa de Escher


Todo es jodidamente relativo. Se acerca Navidad y sólo pienso en que pase. He empezado a ver papás noeles colgados de las ventanas y lo único que pienso es "¿que llevará a una persona cabal y consciente a colgar un muñecajo rojo de la ventana de su casa?". Claro, que si un ayuntamiento se pone a colgar miles de bombillas de colores de árboles secos o de farolas, no soy quien para quejarme de los papás noeles. Sólo pido una escopeta de perdigones. La vida puede ser más amena con una escopeta de perdigones y montones de bombillas de colores. A veces creo que vivo en un cuadro de Escher. Subes por una escalera y sales boca abajo por la habitación de enfrente. He encontrado una nueva personalidad: el psicótico recurrente. Esos bichos (los papás noeles) arderán, supongo. Me estoy obsesionando con ellos. Algo que es original, se convierte en una obra masiva cuando cae en manos de los chinos y sus tiendas de todo a un euro. Cuando logren clonar el jamón y el vino la habremos cagado del todo. Lo peor de todo es que navidad cada vez empieza antes, este año empezó allá por principios de noviembre, y todavía no han empezado las fechas clave en las que hay que ser más amable. Ya hay vecinos con los balcones de su casa en plan "puti-club"....y lo tienen encendido toda la noche. Espero que les aterrice un boeing 747 en una noche de niebla buscando el balizamiento de Barajas...

05 diciembre 2006

Conspiranoias


La vida es fácil de vivirse, a pesar de no tener manual de instrucciones. Nosotros somos los que nos encargamos una y otra vez de complicárnosla, con dimes, diretes y fulaneces. No hablamos a la cara, sino que preferimos hablar a la espalda y a través de terceras personas. Montamos nuestro drama y nos recreamos sufriéndolo. No creo que seamos envidiosos, por que no tenemos interés en tener lo que otros tienen, sino que nos da rabia de que otros tengan felicidad, bienes o amigos. Así, llegamos a ver en los demas un enemigo al que no se le ganará nunca y, por tanto, debemos acostumbrarnos a sufrir una vida dramática. Aunque tengamos momentos de felicidad, llegamos a angustiarnos pensando en que va a acabar pronto, y no sabemos disfrutarla. Tenemos complejos que intentamos esconder cada vez más, y lo que hacemos es una continua exhibición de ellos. Somos una especie tan curiosa....